LA IMPORTANCIA DE COMER BIEN
Lo que comes se nota en todos los aspectos de tu cuerpo, desde las uñas, la piel y los dientes, hasta en los niveles de concentración y aprendizaje, en tu visión y en la energía y fuerza que tienes. Si tu alimentación es mala, ya sea deficiente o excesiva, todos los aspectos de tu salud estarán alterados, por eso dale a tu cuerpo los nutrimentos necesarios para poder realizar todas sus funciones y las actividades que más te gustan.
Alimentarse correctamente de acuerdo a la edad, sexo, estatura y actividad física que realizas, para sacar el mayor beneficio de tu cuerpo, va más allá de perder peso. Una dieta completa y variada es importante para obtener todo lo necesario para nutrirte y desarrollar todas las capacidades de tu cuerpo de manera óptima. Consumir alimentos poco saludables como parte de tu dieta habitual, aunque no quieras perder peso y no te sientas mal, puede tener repercusiones en tu salud a largo plazo. La alimentación en la adultez debe verse como la forma de determinar la salud y calidad de vida que tendrás en la tercera edad.
Estar en un peso saludable no significa estar sano. Metabólicamente puedes tener alteraciones de glucosa, triglicéridos, colesterol, hígado graso y anemia. Tu presión puede estar alta, tu piel, cabello y uñas débiles y dañados (recuerda que son una vía de excreción y reflejan lo que comes), además de sentirte cansado, irritable y hasta deprimido.
Para garantizar una mejor alimentación, cuida el exceso de estos ingredientes en tu dieta:
AZÚCAR
El azúcar refinada o simple es la forma menos saludable de consumir carbohidratos, ya que una carga muy grande de este azúcar, aumenta drásticamente la producción de insulina para poder compensarla, lo que después lleva a una baja igual de drástica de azúcar que causa ansiedad, hambre, irritabilidad y antojos.
¿Sabías que el consumo excesivo de azúcar, proveniente de cualquier alimentos como pasta, tortilla, frutas, dulces, leche, etc., el cuerpo lo guarda como reserva de energía en forma de grasa?
El jarabe de maíz alto en fructosa, es una forma de consumir azúcares refinados de manera oculta. Se utiliza para endulzar refrescos y muchos otros productos industrializados como cátsup, chamoy, dulces, etc. La fructosa en exceso aumenta la presión arterial y está relacionada con la presencia de hígado graso y con el daño renal, además de que también se almacena de forma muy fácil como grasa.
Bebidas con azúcar. Se les hace mención aparte, ya que una de las bases de la alimentación correcta es evitar tomarnos las calorías, con excepción de la leche y algunos jugos de verdura.
Cuando consumimos bebidas con azúcar simple, agregamos calorías vacías a nuestra dieta, ya que no nos dan saciedad, además, generalmente no van acompañadas de fibra, vitaminas, o algún otro nutrimento que pueda ser utilizado por nuestro organismo. La forma en la que se metaboliza una bebida con calorías vacías, hace que sea mucho más propensa a acumularse en forma de grasa, que otros alimentos.
GRASAS
Grasas saturadas. La encontramos en los alimentos de origen animal. Debemos limitar el consumo de la leche entera, la mantequilla, la mayonesa, los cortes de carne con grasa visible, el aceite de palma, los quesos muy grasosos, el jamón serrano, las carnes frías, los embutidos, etc. Ya que pueden aumentar el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y aumentar los niveles de colesterol en sangre, que se adhiere a las venas y arterias aumentando la presión arterial, pudiendo causar infartos o derrames. Además se ha asociado al desarrollo de cáncer de próstata y mama.
Grasas trans. Son un tipo de grasa vegetal que al ser sometida a procesos industriales de hidrogenación se transforma del estado líquido al sólido con graves consecuencias para la salud.
Estos compuestos no tienen ningún valor nutritivo, pero la industria las utiliza para extender el tiempo de caducidad de un producto y se encuentran principalmente en la comida rápida, los alimentos fritos, la margarina, palomitas de microondas, los pasteles y las galletas.
Los estudios han revelado que, igual que las grasas saturadas, incrementan los niveles del llamado colesterol malo, el cual está vinculado al desarrollo de depósitos de grasa en las arterias que resulta en un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
BEBIDAS ALCOHÓLICAS.
¿Sabías que las bebidas alcohólicas son el principal fijador de grasa abdominal? Precisamente, la acumulación de grasa en la zona abdominal, en la que aumenta el riesgo de presentar enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión, etc.
La bebidas alcohólicas tienen una metabolización muy similar a las de las bebidas con azúcar, transformando el alcohol en grasa. También se le consideran bebidas llenas de calorías vacías ya que casi nunca aporta algo vitaminas o antioxidantes, a excepción del vino y la cerveza. Por otro lado, están asociadas a problemas de gastritis, pancreatitis, daño hepático, como hígado graso o cirrosis, y daño renal.
El consumo excesivo de bebidas alcohólicas aumenta el estrés oxidativo, por lo que agota nuestras reservas de antioxidantes, reflejando el resultado fácilmente en la salud de la piel, ya que deshidrata el organismo.
Una dieta poco saludable y variada generalmente va de la mano con un bajo consumo de frutas y verduras. Su ausencia en la dieta puede causar falta de energía, deficiencia de ciertas vitaminas y minerales, falta de fibra, lo que ocasiona problemas gastrointestinales a corto y largo plazo, y pocos antioxidantes. Un consumo de 5 raciones de frutas y verduras al día, de diferentes colores, garantiza que estás consumiendo el requerimiento de vitaminas y minerales para mantener una buena salud y evitar deficiencias.
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